Se sabe que en la actualidad todo genera polémica. Lo que sea. Todos podemos opinar de todo, afortunadamente tenemos la libertad para hacerlo, y eso genera constantes quejas.
No es novedad que desde este espacio defendemos la igualdad de género y abogamos porque cada vez la mujer consiga conquistar más espacios. En especial, queremos que el fútbol jugado por mujeres tenga cada vez más respeto. El que se merecen nuestras deportistas, el que se van ganando.
Si bien sería maravilloso que nuestras jugadoras ganen la fortuna que gana un futbolista varón, sabemos que eso aún no está cerca en nuestro país. Se trabaja para profesionalizar el fútbol femenino, y ese día llegará pronto, pero es un camino que se construye pasito a paso. Una desigualdad de tantos años no va a solucionar en dos días.
Este fin de semana, las Gladiadoras fueron alcanzapelotas. Eso generó mucha polémica. Sin embargo, si uno veía y consultaba individualmente a cada jugadora, todas y cada una no podían más de felicidad por estar pisando el césped de la Bombonera.
La polémica venía por varios lados, con buena intención. Porque obviamente el público hincha del equipo femenino xeneize quiere verlas en la Bombonera, pero jugando. Entonces, tener en ese papel a jugadoras consagradas, para muchos resultaba chocante. Y se entiende perfectamente. Están para otra cosa. Tal vez, lo más acertado es que fueran jugadoras de la Reserva las encargadas de ese rol. Pero, ¿cómo le negás a una jugadora de Primera esa felicidad? Si eran ellas las que querían estar. Eso también era un premio. Y no un premio consuelo. Es un reconocimiento. Porque en la misma jornada, antes de que comenzara el partido, Yamila Rodríguez y Micaela Cabrera recibieron un diploma de reconocimiento por clasificarse con la Selección al Mundial de Francia de 2019.
Pensemos en lo positivo que se consiguió con esto: visibilizarlas un poco más. Como decimos siempre, «¿Falta?». Claro que falta. Falta muchísimo, pero también se hace otro tanto. Cada paso, por pequeño que sea, es un logro.
Entonces, si estás del otro lado y apoyás a las Gladiadoras y creés de corazón en su causa, en la igualdad de género, lo ideal es que, más allá de toda queja, las apoyemos. Nos presentemos en cada partido a alentarlas. Reclamemos en las redes por #GladiadorasEnLaBombonera. Pero también celebremos cada logro, por pequeño o grande. Porque si no, estaremos cayendo en el ridículo de pedir todo de golpe. Y ojalá viniera todo de golpe, pero ninguna conquista fue tan automática. Sigamos en la lucha y apoyemos a nuestras deportistas.